Brasileños y alemanes divergen en debate sobre energía alternativa
Choque cultural en Berlín: en el debate organizado por la Fundación Konrad Adenauer han quedado en evidencia las divergencias entre brasileños y alemanes de cara al tema de la energía alternativa y el ambientalismo.
Quien organiza un encuentro para discutir sobre las posibilidades de cooperación binacional no puede esperar que las perspectivas y filosofías de los participantes coincidan en todos los aspectos. De ahí que los miembros de la Fundación Konrad Adenauer no se hayan mostrado demasiado asombrados cuando notables divergencias afloraron entre los invitados al evento que esta institución montó en Berlín este 12 de noviembre: un debate en el que expertos de Brasil y Alemania buscaban la manera de sincronizar el trabajo conjunto en materia de protección ambiental y generación de energías renovables.
La fundación política creada por el Partido Cristianodemócrata Alemán fungió de anfitriona en la mesa redonda ¿Tienen Brasil y Alemania intereses comunes en la protección del clima y la energía alternativa?, en donde tuvo lugar un evidente choque de culturas.
Mientras los políticos y analistas del país suramericano se esmeraban en resaltar las ventajas de la producción de etanol y desmentir las acusaciones de los ambientalistas europeos sobre los presuntos perjuicios que el cultivo exclusivo de caña de azúcar en vastas áreas del territorio brasileño causaría, sus homólogos germanos enfatizaban el potencial de Brasil como un mercado en expansión.
Una jerarquía de intereses contrastante
Los brasileños insistían en que la producción de etanol no representaba peligro alguno para la flora amazónica ni tampoco para la producción de alimentos destinados al consumo humano, cuando lo que sus interlocutores alemanes tenían en mente era la infraestructura brasileña, que, con su evidente necesidad de mejoras, despierta un gran interés en los inversionistas germanos. Después de todo, faltan pocos años para la celebración de la próxima Copa Mundial de Fútbol y de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
“Los grandes eventos que tendrán lugar en Brasil favorecen la cooperación”, dijo Christian Ruck, director del grupo Cooperación Económica y Desarrollo de la fracción parlamentaria de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU). “Ese es un gran desafío para el país suramericano debido a los problemas de uso de tierra y de infraestructura que afligen a sus ciudades grandes”, comentó Ruck, agregando que las circunstancias podrían permitirle a Brasil sobresalir como una potencia en el área de la economía verde, sobre la base de sus éxitos en la reducción del desmantelamiento de la flora amazónica.
¿Ética o interés económico?
Cuando la discusión se abrió para incluir al público presente, los participantes brasileños se vieron obligados de nuevo a contestar preguntas y rebatir señalamientos sobre los supuestos riesgos implícitos en la producción masiva de etanol y biodiesel de cara al clima y la producción de alimentos para el consumo humano. “Brasil es un país muy grande y eso impide que el cultivo de caña de azúcar a gran escala represente una amenaza para la flora y la producción de alimentos en la región”, garantizó Augusto Coutinho, miembro del partido de centroderecha Demócratas (DEM) y diputado estadal de Pernambuco, una entidad de 98.937 kilómetros cuadrados.
Coutinho lamentó lo que él percibe como “barreras” impuestas por los europeos al etanol. El Gobierno alemán ya ha expresado en varias ocasiones sus reservas en relación con la producción de biocombustibles en Brasil y, alegando que el mantenimiento de la Amazonia se vería seriamente comprometido, ha pedido que se intensifiquen los controles ambientales en la región. Cuando un espectador del debate tomó la palabra y preguntó sobre la posibilidad de que hubiera intereses económicos detrás del discurso ecológico alemán, Christian Ruck admitió que “intereses menos nobles” también podrían estar tiñendo la posición alemana frente al bioetanol brasileño.
Choque cultural
En calidad de espectador del debate, el director de la sección brasileña de la Fundación Konrad Adenauer, Peter Fischer-Bollin, intervino para precisar las diferencias entre la perspectiva brasileña y la alemana en materia de ambientalismo. “Mientras los alemanes realizamos batallas campales a causa del depósito provisional de desechos nucleares de Gorleben, en Brasil los riesgos de la energía atómica son algo totalmente desconocido”, dijo Fischer-Bollin. “Durante una conferencia realizada en Brasil, los alemanes se mostraron consternados cuando oyeron a los brasileños hablar de centrales nucleares como fuentes de energía limpia”.
Autor: Márcio Damasceno / Evan Romero-Castillo
Editor: Pablo Kummetz
Fonte: Ecoticias
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